jueves, 19 de marzo de 2015

CAFÉ RECIÉN HECHO


Todo estaba dibujado en la pequeña libreta gris que llevaba en el bolsillo de su pantalón. Aquel detective no tomaba fotos si no que hacía dibujos. Era extraño y casi divertido, pero no podía negar que había hecho un gran trabajo. Marta se situó frente a la casa y volvió a mirar la libreta. Ya no le quedó ninguna duda de que era allí. Se acercó por el jardín hasta la puerta y trató de imaginar qué haría si se los encontraba juntos. Pensó en muchas cosas, pero todas se evaporaron cuando él abrió. Se quedaron mirándose durante mil años y luego él la invitó a entrar. Olía a café recién hecho. Y a esperanza.

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