martes, 19 de julio de 2011

TEORIA SOCIAL DE UN INADAPTADO. Ilustración+Civilización+imaginación





NIVEL 3. EL CROISSANT PLEBEYO

Eduard Bellamy, en su famosa novela Looking Backward (El año 2000) despierta de repente en el año 2000 de un sueño de más de 100 años de duración, para encontrarse de repente con un nuevo orden social, con una nueva forma de vida, con un nuevo ser humano.

Acabo de terminar de leer esta genial novela-ensayo del precursor del socialismo utópico allá por el s.XIX, y me ha hecho pensar que aún sin haber caído en ese extraño sueño de su protagonista y salvando las distancias de esas reflexiones tan complejas de carácter político y socioeconómico que arroja el libro, a veces yo también tengo una sensación similar a la de ese hombre del 1800, la sensación de despertar cada día en otro sitio, en otro mundo ajeno al mío, un mundo cada día más diferente al que dejé el día anterior y con el que cada vez tengo menos en común.

Aunque a medida que las dudas crecen, debo confesar que llego siempre a un punto de no retorno, mientras pienso que quizás es el mismo mundo de siempre, y que soy yo el que ha cambiado y el que se aleja, que soy yo el inadaptado, el que se ha pasado de rosca o a lo mejor es que leo demasiadas gilipolleces. No lo sé, pero puede ser…

Sin embargo, con poco o nulo conocimiento en materia antropológica y sociológica que tengas, te basta con mirar cada día alrededor con una cierta mirada crítica, para comprobar que la especie a la que perteneces está inmersa en una repugnante mutación, en una auténtica involución, pues seguramente la palabra evolución que acompaña a todo cambio, no es la más conveniente para este patético panorama que nos rodea.

Si no eres uno de ellos, te habrás dado cuenta que cada día se reproducen por mil las hordas de orcos (des)humanizados de nuestro tiempo, con las que te vas encontrando en cada esquina, en cada bar o en cada plaza. A cada paso que das, siempre aparece alguno para recordarte cómo está el percal. Como salidos de alguna extraña y horripilante máquina social cutre y hortera, las bandadas de idiotas musculosos y analfabetos casi no caben por las aceras.

Con sus brazos inflados de vitaminas y proteínas artificiales, tatuados cuan toro de lidia, y con sus gafas de sol panorámicas pasean su moda televisiva y su fragancia chic por cualquier sitio de la ciudad, con la mirada ajena a todo lo que no sea su nuevo modelo Android.

El acercamiento a esta nueva especie no puede ser más surrealista y deprimente. Abandonado el guión que representan, desnudos del disfraz de triunfadores, te topas con la auténtica realidad, ya que al levantar el manto de oro de la “Virgen del Gozo Inmediato” que les han vendido, solo descubres un tronco de madera carcomida y de mala calidad con sus cuatro clavos por brazos y piernas.

Hay una opción para escapar de tanto cutrería: tomarse unas cuantas copas de ron bien cargadas y ponerse a escribir algo como ésto. El efecto no dura mucho, pero te sirve para olvidarte por un momento que estás rodeado de un futuro bosque de cenizas de ególatras vanidosos e ignorantes, porque además se creen que van a vivir para siempre y van a estar siempre así de guapos. Eso sí, importante, la copa tiene que ser en vaso ancho, y con unas gotas de limón natural, para no levantar sospechas.

Esta es la versión más simple, la más cercana, la de la puerta de al lado de casa, la de los espacios comunes, la del día a día y también será la que acabará sucumbiendo a su propia inmediatez antes que ninguna. Eso seguro.

Sin embargo, la mutación se ha extendido irremediablemente, como una metástasis incontrolable y apoyada en diferentes paradigmas enfermizos que dependiendo de la posición social que ocupe el orco en cuestión se han convertido en una nueva forma de ser.

El culto a la estética y a la imagen como medio de socialización, la defensa de un concepto erróneo de libertad para todos, el del individualismo o la ley del mínimo esfuerzo o del “todo vale” son ya los nuevos pilares de esta mutación en todas las esferas.


NIVEL 2. EL BUFÓN DE LA CORTE
Pero, ¿de dónde ha salido tanta bazofia andante? ¿Esto es el final o queda por venir lo peor? ¿Quién se ha cargado todo de esta forma? ¿Y qué se puede hacer? ¿Qué podemos hacer nosotros o qué se está haciendo? ¿Alguien más lo ve así de claro? ¿Y somos suficientes? ¿Hay Pedagogía para ésto? ¿Será bueno quedar aislado o es mejor seguir la corriente?...

Reconozco que todas estas preguntas desaparecen cuando termino la segunda copa, vuelvo a empezar de nuevo y comienzo a escribir este tipo de cosas, una terapia que cada vez sirve para menos, salvo para producirme una gran resaca y un dolor de estómago que dura prácticamente todo el día. Por tanto, si alguien tiene alguna respuesta, le agradecería por el bien de mi úlcera, que arrojara algo de luz a mis tristes y negativos pensamientos.

Pero todavía sigo con la rabieta mental de hoy. Por lo que aquí me encuentro, tratando ahora de discernir la génesis de esta eclosión de “maniquíes” con vida que me rodea por todas partes. ¿Dé donde saldrá tanto imbécil? ¿Será posible?

Los modelos e “ilustres” gurús de esta nueva plebe de devoradores de falso éxito y popularidad barata, dirigen el cotarro (algunos, pero no todos, por desgracia) desde una caja tonta cada vez más tonta, donde los actores del circo interpretan el papel preestablecido para que los maniquíes disfruten y “aprendan”, y al finalizar del maratón, recogen al salir del camerino sus vergüenzas, su dignidad y su talón de 4 ceros para llevárselo todo a otra parte y volver a empezar. La clase ha terminado. Ahora espero que por el pasillo nadie me insulte.

Todo es dirigido milimétricamente por unos cuantos tontos más, que ya salieron en su día en la tele y se cansaron tanto de salir, que decidieron montar un nuevo show, continuo y más vomitivo aún, del que poder seguir chupando para no tener que pararse a pensar qué es lo que realmente saben hacer y descubrir que no saben hacer nada.

Con el show en marcha desde por la mañana, estos nuevos oportunistas del negocio de la audiencia, analfabetos venidos de alguna región de la Alsacia italiana, crean mierdas de mil colores y sabores, pero que, y aquí está lo fascinante, al maniquí cada vez le “molan” más. Estos lumbreras de la tele privada, se sirven de las “mierdas de colores y sabores” para marcar la nueva tendencia social en todas las franjas horarias, izando la bandera del todo vale y aprovechándose que el maniquí, es justamente eso, un mísero maniquí. Eso sí, guapo y a la moda.

Ganar tu sitio y aumentar el caché es cuestión de aparecer y de aparentar, ya no hace falta ir al colegio, aunque algunos demuestren cada vez que hablan que ni siquiera lo intentaron. Solo hay que saber dónde y con quién estar y, por supuesto, ponerse guapo para la ocasión. La mentira, el insulto y el pavoneo hacen el resto mientras desde abajo toda esa plebe de imbéciles trata de imitar los pasos del ganador de turno en su contexto más cercano, o en las playas y discotecas de Ibiza o alrededores, según se tercie.

NIVEL 1. NERÓN HA VUELTO.
Recorriendo la escalera en dirección al pico de la pirámide, por las estancias de poder nos encontramos con otra versión quizá más diabólica aún, por lo trascendente de su misión en este circo tan mal montado. Por los pasillos institucionales se pasea el ganador a toda costa, y en ese contexto las cosas importan cada vez menos, en función de la calidad del sillón sobre el que se sienta el patriarca.

Allí, los tramoyistas del escenario sociopolítico y económico, practican sin descanso la demagogia, la mentira, el insulto o la manipulación interesada que luego se representa a diario por diferentes medios, utilizando herramientas casi dictatoriales y que escondidas bajo significados de honorable sentido humano, merece sin duda un capítulo aparte.

La falta de estilo, de ética o moral cívica, e incluso de formación o preparación técnica unida a una muy discutible capacidad dialéctica o expresiva, son los apellidos paternos de los personajes que deambulan a diario por nuestra vida pública, mientras la plebe aplaude las salidas de tono de unos, las excentricidades de otros o se marcha a casa antes de finalizar el sainete, para no perderse una obra menos compleja de digerir desde el punto de vista intelectual, donde una folclórica en paro destripa las miserias de su marido alcohólico, siempre en Prime Time, por supuesto.

NIVEL 0. I+C+i CONTRA LA PANDEMIA
Ante la pirámide del patetismo y de la deshumanización que se ha creado sobre mi cabeza, la mutación me va alcanzando, la nada sigue avanzando a paso firme, segura de sí misma y sabiendo que tarde o temprano es posible que los mecanismos sociales se encarguen por sí solos de hacer el resto, de engullirme definitivamente y “convertirme”.

Sin embargo, ahí fuera, entre tanto barro, y a pesar de estar acotado y atrincherado, el ser humano se sigue resistiendo. Mi alma y seguro que la tuya aún siguen vivas, libres de verdad, preparadas, llenas de luz. Sé que una especie de ejército de Resistencia sigue apareciendo continuamente y manteniendo con Valor el espíritu de antaño, el de épocas mejores. Puede ser escondido tras unas letras de poesía, tras los colores de un cuadro, tras un riff de guitarra, o tras un simple abrazo. Aunque sea difícil, solo un grito rompe el silencio de todos. Y aún se siguen oyendo los gritos.

Por eso, es necesario seguir invirtiendo, para invertirlo todo. Es necesario apostar por una nueva I+D+i. Es necesario invertir en Ilustración, en Civilización, y todo con mucha más imaginación.

Es necesario que estés donde estés, sigas ahí, cerca de mí, cerca de todos. Yo, que no soy de dirigir batallas, desde la retaguardia mantengo tu bandera, en señal de lealtad, recordándote, disfrutándote de lejos, agradeciéndote que me mantengas con vida.


Retocando una frase que me gusta mucho y que dijo Achero Mañas en una de sus películas, “La cultura y la educación son armas cargadas de futuro” y hay que disparar ya. Y a discreción..

Gracias a todos los que hacéis posible que aún seamos posibles, que aún todo sea posible… Gracias por cubrirnos las espaldas…

1 comentario:

  1. No puedo estar más de acuerdo.
    Genial crítica.
    Me encanta el final.
    CECI.

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