miércoles, 2 de abril de 2008

Pedro Velarde


Seguramente habeis pasado por la calle Velarde, en el centro de Madrid, en muchas ocasiones. Está en la zona de Chueca, es una calle perpendicular a Fuencarral y te la encuentras prácticamente enfrente de la Plaza de Barceló, en pleno centro de Madrid.Desemboca en la conocida Plaza del Dos de Mayo.

Bien, pues esa calle, y el nombre del personaje al que honra, fueron determinantes en el levantamiento de la ciudad de Madrid contra las tropas napoleónicas en Mayo de 1808 y en la posterior Guerra de la Independencia española contra los franceses de Bonaparte, que bajo la bandera del liberalismo y el progreso, habían invadido el territorio español, destituído la monarquía y a cada paso que daban, esclavizaban y vilipendiaban los derechos y libertades de todo un pueblo, de todo un país.

Sobre ese día, quería hoy dejar constancia, y principalmente sobre uno de los Grandes Nombres de aquel histórico levantamiento: PEDRO VELARDE.

Este año, se celebra el 200 aniversario de aquel sangriento día de la historia de Madrid, y de todo el país. Arturo Pérez-Reverte, ha recogido con su natural maestría literaria, (ayudado por su dilatada experiencia como cronista de guerra), los acontecimientos que tuvieron lugar hora a hora, minuto a minuto, en las calles del centro de la ciudad en su último libro "Un día de cólera", que os recomiendo a todos (sobre todo a los madrileños, claro).

Velarde entró siendo muy joven a formar parte del ejército español, como artillero. Fue ascendiendo con los años hasta la categoría de subteniente (aunque de este dato, confieso que no estoy muy seguro. Todo será consultarlo). Y dos años antes del lenvantamiento, fue destinado a Madrid como Secretario de la Junta Superior Económica del cuerpo de Artillería.

La mañana del 2 de Mayo, cuando el levantamiento presentaba ya sus primeros escarceos en los alrededores de su acuartelamiento y en la zona del Palacio Real, Velarde abandona su puesto y no sin dificultades, se dirige al Parque de Artillería de Monteleón (zona de la Plaza del Dos de Mayo), donde convence a otro gran nombre de aquel día: el capitán Luis Daoiz de que el ejército(o sea ellos) debe proporcionar armas al pueblo y unirse a la gente en el la batalla cruel, sangrienta y dantesca que ya tenía lugar en las calles contra el que, en aquel momento, era considerado el ejército más poderoso de la Tierra.

Velarde y Daoiz, logran acorralar durante muchas horas, derrotando una y otra vez a las tropas napoleónicas que entraban por la calle Fuencarral provenientes de otros puntos de la ciudad. Acaudillando a un pequeño "ejército" de hombres y mujeres del pueblo sin experiencia en la lucha militar, y provistos de navajas, viejos fusiles, trabucos un par de cañones de Monteleón, y toda clase de "armas blancas" (piedras, tiestos, ladrillos, palos, y demás utensilios...)Velarde defiende Monteleón hasta rozar la hazaña, bajo la bandera de la libertad.
Poco a poco y como era de esperar, la ciudad va cayendo en manos de los franceses, pero Monteleón resiste, una y otra vez, una y otra vez,...

Finalmente, Daoiz y Velarde mueren en este terrible combate, pero de pie y sable en mano, defendiendo una calle, un cuartel, con un cañón maltrecho y una idea en la cabeza: la libertad.

Hay grandes héroes anónimos de aquel día, dando su nombre a muchas calles de Madrid, en las que se dirimió este cruento combate entre un gran ejército y un pueblo desarmado. Manuela Malasaña o Ruiz, son otros de los nombres de aquellos héroes, que luchaban por algo tan preciado como el derecho a seguir siendo alguien, a seguir siendo uno mismo.
Gracias por la lección.

Qué grande Neruda!! (lo único que debería prohibirse)


Os dejo una poesía de Neruda,que podríamos hacer nuestra, como el himno de este blog, aunque en realidad debería ser el himno de la Vida...

"Queda prohibido llorar sin aprender,
levantarte un día sin saber qué hacer,
tener miedo a tus recuerdos...

Queda prohibido no sonreir a los problemas,
no luchar por lo que quieres,
abandonarlo todo por miedo,
no convertir en realidad tus sueños,...

Queda prohibido no intentar comprender a las personas,
pensar que sus vidas valen menos que la tuya,
no saber que cada uno tiene su camino y su dicha...

Queda prohibido no crear tu historia,
no tener un momento para la gente que te necesita,
no comprender que lo que la vida te da,
también te lo quita...

Queda prohibido, no buscar tu felicidad
no vivir tu vida con actitud positiva,
no pensar en que podemos ser mejores,
no sentir que sin tí, este mundo no sería igual..."

lunes, 31 de marzo de 2008

El charlatán. Cap. I


-Holaaaa??
-Hay alguien aquí???? Holaaa??...Sólo respondió el silencio repitiendo sus mismas palabras.

Era lunes.El charlatán llegó pronto, pues aún no había oscurecido fuera. La primavera acababa de llegar a la ciudad y un fuerte viento se peleaba con los árboles en la calle. Al abrir la puerta de la entrada, una ráfaga desertora se escurrió dentro del portal, arrastrando grandes hojas secas y una enorme cantidad de polvo, que cegó los ojos de nuestro protagonista, dejándolo atolondrado enfrente de aquella vieja y decadente escalera de madera. El estruendo de la puerta al cerrarse hizo temblar los cristales de las ventanas de los laterales de aquel extraño recibidor, por las que se colaba un haz de luz tenue proveniente del patio de luces contiguo.

Nuestro amigo, ya repuesto de la batalla que se libraba fuera, comenzó a subir aquellas escaleras de madera. El rechinar de los escalones ante su paso describía una melodía terrorífica, de la que trataba de huir a cada paso. Ya en el último rellano de aquella tortuosa pendiente, vislumbró en lo alto la puerta.

¡Qué extraño!-pensó, frunciendo el ceño y haciendo un rápido recorrido por aquel misterioso lugar.
-Me dijeron que el piso estaba abandonado...pero esto,...no tiene pinta de...¡qué raro!

La puerta era grande, muy diferente a las demás que había visto en esa corta travesía. En un principio, pensó que quizá se habría equivocado de portal. Y es que no podía ser, aquello no encajaba para nada con lo que le habían dicho...
Sacó de su bolsillo el papel arrugado donde apuntó la dirección que aquella mujer desconocida con la que contactó por Internet le dió, y en efecto, todo era correcto: estaba en la C/ Esperanza XXI, en un edificio del año 58, de ladrillo blanco (ya totalmente ennegrecido) y un portón de madera de doble hoja, con la inscripción del año 1958 en números romanos, en el lado derecho de dicho portón. Estaba delante de aquella misteriosa puerta, detrás de la cual debía encontrarse aquella extraña mujer. La puerta estaba únicamente a dos escalones de distancia. Era el momento de descubrirlo todo.Ya no había marcha atrás.

Una vez frente a ella, respiró hondo, se ajustó la corbata y se abrochó la chaqueta. Sin pensarlo dos veces, llamó al timbre.
La escena se congeló durante unos instantes, que le parecieron eternos. El silencio que precedió lo acongojó.Algo no iba bien pero sin dejarse llevar por los pensamientos que ya le golpeaban dentro de su cabeza, insistió de nuevo, esta vez con mayor vigorosidad y fuerza.
Nadie contestó.
Lo intentó con el llamador que colgaba de la puerta, un animal fantástico en forma de gárgola catedralicia, que parecia que en cualquier momento se lanzaría a los ojos de nuestro protagonista por la impertinencia de molestarle a estas horas.
La respuesta fue la misma.Silencio sepulcral.
El acto reflejo no se hizo esperar, y El Charlatán empujó en picaporte de la puerta hacia abajo con irascibilidad y la puerta, se abrió...